- Van con las orejas agachadas
- Obedecen todas las ordenes. Eso me hace sospechar que es obligatorio llevarlos a una escuela de obediencia
- No se pelean
- Estan limpios
- Pueden viajar en tranvia, pero hay que comprarles su boleto.
Este post lo escribi como un homenaje a Tilo, el perrito de Karina, una chica que debe padecer migraƱa, pues siempre le duele la choya.
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